Educar es una pasión marianista que se afirma y se renueva. Las palabras "educación" y "acción educativa" están presentes en el corazón de nuestra historia. Hemos identificado esta tarea con el hecho de hacer brotar, desencadenar y desarrollar lo mejor de las potencialidades de cada ser humano para que sea feliz y haga felices a los demás.